Teatro: En la actualidad

Teatro: En la actualidad 



El teatro en la actualidad

Desde finales de los sesenta y a lo largo de los años setenta surge un
grupo de dramaturgos y de «compañías» que se rebelan contra el teatro
comercial que triunfa en escena. Escriben y representan un teatro
diferente que encuentra serias dificultades: la censura por un lado y
los empresarios, que no se arriesgan a montar obras dirigidas a un
público minoritario, por otro. A finales de los setenta y durante los
ochenta la situación del teatro mejora notablemente, ya que empieza a
conocerse la obra de dramaturgos silenciados.

Los grupos independientes

En
1975 existían alrededor de ciento cincuenta agrupaciones teatrales no
comerciales, que aspiraban a que su repertorio fuese la «expresión » del
grupo, a conseguir una conciencia ideológica y estética que los definiera.

Deseaban aproximarse a los públicos populares,
y para eso realizaban seminarios y rompían con la convención comercial
de representar en un espacio y con un precio determinados.

  Algunos grupos independientes fueron Els Joglars, encabezados por Albert Boadella, basados en la parodia; Los Goliardos, que pretendían representar el mejor teatro contemporáneo; Tábano, que hacía un teatro popular; Los Cátaros; Teatro Estudio Lebrijano, etc.

 Anfiteatro Bellas Artes Maracaibo 
100% un escenario de la calidad
En este escenario se han presentado las mejores obras literarias venezolanas jamas conocidas


Teatro realista de denuncia

Los motivos centrales
de estas obras son la injusticia social, la explotación del hombre o
las condiciones de vida de la gente trabajadora. Los personajes son siempre víctimas de la sociedad. Frente al lenguaje pulcro y cuidado de la comedia oficial, aparece el lenguaje barriobajero, directo, sin eufemismos.

Los principales autores de este tipo de teatro son:

  • José María Rodríguez Méndez (1925). La denuncia de una situación indigna y la crítica social se ven representadas en Vagones de madera (1958) y La batalla de Verdún (1961), entre otras.
  • José María Bellido (1922). Sus obras alegóricas pretenden desenmascarar las ideas consagradas que dominan la sociedad. Son teatro realista Rubio cordero (1970) y Milagro en Londres (1971).
  • Carlos Muñiz (1927). Desde el realismo (El grillo o El precio de los sueños) evoluciona hacia un neoexpresionismo.
  • Lauro Olmo (1923-1994). Evoluciona de un realismo cruel hacia formas alegóricas y esperpénticas: La camisa (1962), Mare Nostrum (1966).
  • José Martín Recuerda (1925). Sitúa sus dramas en una Andalucía trágica y violenta: Las salvajes en Puente San Gil (1961), Las arrecogías del Beaterio de Santa María Egipcíaca (1970).
  • Andrés Ruiz (1928). Representa la tendencia más realista y cruda del teatro de posguerra: La espera (1961), Como un cuento de otoño (1964).

Teatro hermético

  • José Ruibal (1925). Su teatro se caracteriza por el antidramatismo, dobles sentidos y una simbología animal difícil de descifrar: Los mendigos (1955), El asno (1962).
  • Antonio Martínez Ballesteros (1929). Comenzó con teatro realista, para evolucionar hacia la alegoría y, posteriormente, la parábola: El país de Jauja (1963), El camaleón (1967).
  • Manuel Martínez Mediero (1938). Con El último gallinero (1969) se interna en el teatro alegórico: El convidado (1971), Las planchadoras (1971).

Teatro experimental

Se
propone la búsqueda de nuevas formas teatrales experimentando con los
recursos de que dispone el actor. El resultado puede ser desde la falta
misma de un texto para ser recitado en las tablas hasta la imprecación
dirigida al espectador.

  • Fernando Arrabal (1932). Tras la crítica adversa que recibió Los hombres del triciclo
    (1958) se marchó a Francia, donde ha escrito la mayor parte de su obra,
    ya que consideró que el público no estaba preparado para asumir su
    teatro experimental e inconformista. Los personajes de sus obras (sobre
    todo en las primeras) no pueden integrarse en un sistema extraño y ajeno
    a sus principios: Pic-nic, El triciclo, El laberinto, etcétera (ver t83).
  Escena de Pelo de tormenta, de Francisco Nieva, 1997. Dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente.

Teatro puesto en cuestión

Durante
los años setenta una serie de autores dramáticos escribe obras en las
que se plantea la identidad del hecho teatral, y presentan alternativas a
la representación tal como se había entendido tradicionalmente.

Comentarios